octubre 25, 2008

2 meses y medio. ¿Ya da pasitos?

Mi beba suele sorprenderme a diario sin embargo hay veces que me sorprende tanto que a pesar de causarme gracias algunas cosas que hace, no deja de preocuparme.


En una ocasión recostada en la cama con mi nena, jugando y retozando juntas, la alcé y se me dio por ponerla sobre mi abdomen por unos segundos mientras le miraba la carita y le hablaba sonriéndole, cuando oh! sorpresa, comenzó a poner un pie delante de otro y así sucesivamente. Eso me llamó tanto la atención por que no me esperaba que ella a su corta edad tuviera esta agilidad para saber que un pie se mueve primero y luego el otro. Entonces me le acerqué a mi esposo y le mostré lo que había visto que hacía la nena, obviamente sin dejar que ella apoyara con firmeza los piecitos en el suelo, por que sus huesitos aún deben estar muy blanditos como para que estos soporten su peso. Efectivamente la nena comenzó a moverse de esa manera hasta llegar dónde el papá muerta de risa, pues era evidente que le emocionaba hacer esto.

Luego de quedar los dos sorprendidos de sus alcances, la nena hoy por hoy nos exige a ratos que la bajemos en una superficie plana y mueve los piecitos como motorcito y llora hasta que la pongamos a andar. Así que nos ha tocado darle gusto muy de vez en cuando, por que aún así nos asusta que le vaya a afectar de alguna manera en un futuro pues nos parece muy temprano. Sin embargo tenemos todo el cuidado de ponerla sin que se apoye realmente, aún así es muy feliz al hacer este ejercicio.

Creo que se siente con libertad y talvez experimenta cierta independencia. Lo otro que me sorprende, es que ella fija un objetivo y hacia allá es que se dirige. A veces la pongo en dirección opuesta y ella trata siempre de voltearse para seguir a dónde se dispuso ir inicialmente.

No soy una experta en desarrollo infantil. Pero así como me preocupa que no esté bien, me preocupa no permitirle seguir con su propio desarrollo ya que cada niño es diferente, y cada niño avanza de manera distinta. Por ejemplo que puedo hacer yo para no permitirle que se levante para sentarse. Ella ahora quiere también que la tenga sentada con mi ayuda claro, por que aún no tiene la fuerza necesaria para permanecer sentada. Pero ella misma hace fuerza, se impulsa y levanta medio cuerpecito y llora para que la mantenga en esa posición.

Un día una vecina vio que la tenía sentada en mis piernas y me regañó prácticamente, me dijo que era muy chiquita la nena para que la mantuviera sentada, que los niños se sentaban a los 6 o 7 meses, antes no. a lo que le respondí que no era yo, era ella la que me peleaba por estar en esa posición. En realidad no pensé que fuese malo, por que los niños que son llevados en canguros o porta bebés también tienen que ir sentados desde muy temprano y antes no había escuchado sobre algún problema que esto les implicaría a futuro.

Así que indagaré sobre el tema, pero por el momento trato de permitirle avanzar a su propio ritmo por que no somos nosotros quienes la forzamos en ningún momento, es ella quien nos marca la pauta.

Olvidada por mis “amistades”

Es difícil las situaciones por las que me he tenido que enfrentar en mi vida personal desde antes de traer al mundo a mi nena hermosa. He pasado por muchas depresiones simplemente por que no he tenido la vida que buscaba tener, la vida que añoraba y por la cual me esforcé todo el tiempo.


Fue muy duro para mi estudiar una carrera profesional ya que no contaba con el apoyo económico de unos padres y a veces siquiera el apoyo emocional. Antes de terminar la carrera que con mucho esfuerzo estudié (trabajos, becas, etc.) me vi obligada a dejar la casa de mi madre. Me fui a vivir sola y a hacerme total responsable de los gastos que eso implica, en una habitación pequeña de cuatro paredes y un baño y no dejaba de sentirme sola muy sola. Así que para no enterrarme en vida en ese ataúd de cuatro paredes me refugiaba en mi trabajo y en el bar de unos amigos en el cual me gastaba el 30% aproximadamente de mi sueldo.


Una vez me gradué pensé que mi vida cambiaría, que por fin llegaría la hora de trabajar y conseguir un sueldo digno que me ayudaría cosechar los frutos que tanto anhelé luego de mucho esfuerzo. Pero las cosas no se dieron así y terminé viviendo con mi novio. De esta forma nos apoyábamos económicamente mientras llegaba una oportunidad laboral para mi, pero no se daba, intentaba casi a diario, enviando mi currículo a varias empresas, asistía a entrevistas, pasaba el tiempo y no resultaba nada. Me desesperaba, me angustiaba y luego cuando pensé que por fin se darían las cosas, llegó la noticia de mi embarazo e indiscutiblemente me tocó realizar una pausa obligada en mi vida, una pausa que al parecer sería mayor de lo que me había esperado.


Hoy aunque me siento feliz de tener conmigo a mi bebé, es triste analizar que cuando no te va bien en todo, no eres una persona enteramente llena de éxitos, las amistades que solías frecuentar (normalmente con las únicas que cuentas) terminan por hacerte a un lado. Es triste hoy en día para mi ver como mi bebé termina siendo como una carga para ellos sin motivo alguno, es triste en verdad que no compartan contigo esta felicidad, que si algún día quisieron mostrarte que era así tan solo fue par aparentar; por que desde que nació la razón de tu existencia no les has vuelto a ver la cara.


Aún así debo sentirme afortunada por contar con el apoyo emocional de mi esposo, el de mi madre con quien hice las paces desde hace un tiempo atrás, con las visitas de mi hermana de vez en cuando y con mi hermosa hija quien cada día me llena de alegría con sus sonrisas, con sus descubrimientos, con sus ganas de aprender y su necesidad de tenerme a su lado.


La vida me cambió drásticamente, ni siquiera me imaginé este giro después de haber tenido tatos “amigos”, de haber sido tan social, hoy sentir que no más cuento con mi familia al fin y al cabo y que prácticamente en esta vida nueva hay que hacer un nuevo comienzo. Simplemente es duro aceptar los rechazos, los abandonos, las hipocresías. Pero esta es la realidad que toca afrontar y no queda más que seguir adelante, pues ahora es mi bebé quien merece todo de mí.