agosto 26, 2008

LA NOTICIA

Llevaba un año completo sin conseguir empleo, hasta que un día por fin las cosas se dieron. Fue todo un milagro ya que me llamaron de 3 empresas distintas el mismo día, sólo debía escoger la mejor opción para mi. Vaya! Tan difícil como es conseguir empleo para muchos profesionales en Colombia y no podía creer que pudiera darme el lujo de escoger la empresa para la cual quisiera trabajar. Sin embargo desde unos días atrás arrastraba una inquietud y después de haber escogido a que empresa me dirigiría no tuve más remedio que ponerle fin a mi incertidumbre.


Le dije a mi esposo que me comprara de una vez por todas, en cualquier droguería la prueba de embarazo; quería salir de la duda antes de tener que trasladarme de ciudad en vano. El momento de observar el resultado, me convertí en una completa cobarde y fue él, mi esposo el primero en ver como nuestras vidas cambiarían significativamente y con cierta emoción pero a la vez mucho temor me dijo: “vamos a ser papás”. Mi reacción, salí corriendo a la habitación a llorar pues no era el mejor momento de mi vida en el que consideraba podía tener un bebé.


Como siempre, los cánones que te impone la sociedad en un “mundo moderno” te genera la presión de mostrar que vales por lo que tienes, por los éxitos que consigues a nivel profesional y económico. Tanto, que parece que cada vez el concepto de tener familia va quedando relegado. Basta con mirar a mi alrededor para darme cuenta que de nuestros amigos, los que ya tienen familia, muy raros lo que contaban con ello dentro de sus planes a corto plazo. Por eso me tiré a la pena en aquel entonces al saber la noticia, por que estaba muerta de susto, por que creía que no sería capaz con esta nueva responsabilidad. Pero fue hermoso contar con el apoyo de mi marido, quien a pesar de estar asustado igualmente por todo lo que se nos venía pierna arriba, me mostró el otro lado de la moneda, lo bien que la íbamos a pasar con el nuevo miembro de la familia en nuestras vidas, de el empuje que tenemos los dos para atrevernos a aceptar el reto, pero sobre todo la sabiduría para entender que más que nada es una gran bendición.


En mi generación parece abundar los que tienen el pensamiento de “primero a gozar la vida y luego si los hijos”, como si los hijos fuese un “Alto” en nuestras vidas, como si fueran un tremendo lastre que cargar, como si fuera el fin de la juventud, de nuestra diversión, o el fin de nuestras proyecciones profesionales o peor aún en nuestro proyecto de vida en general. Pero ahora que estoy del otro lado de la “frontera” sé que no se puede estar más equivocado que eso. No niego que me tocó hacer una pausa en muchas cosas, pero mi vida sigue corriendo con alguien muy importante, que es mi hijita. Ella demanda su tiempo y se lo brindo con el amor más dulce que jamás haya brindado a alguien. Luego vendrá lo demás, por que también hace parte de mi vida, por que también es sano para nuestros hijos tener padres que no abandonen sus proyectos. Padres con perseverancia, con una vida social, padres exitosos en todos los campos de la vida.

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